María Montessori, propone el siguiente planteamiento, “Tener en cuenta las Necesidades de los niños y niñas para que pueda desenvolverse plenamente en el ámbito educativo y social”, es decir, que no se debe educar a los niños y niñas para ser imitación de los adultos, bajo criterios como el castigo, la memorización, la imitación, la vigilancia, sometiéndolos a una ambiente impuesto; lo que se pretende es inculcar en los niños y niñas una personalidad única, libre, trabajando en el porvenir de la humanidad.
Para lograr tal fin debemos empezar por disponer de un ambiente adaptado a las personalidades de los niños y niñas, en donde la vigilancia sea necesaria, en donde nos convirtamos en guías de su proceso, ponerlos en situaciones del mundo de hoy, dándoles ejemplos del pasado, presente y futuro, así poder despertar en ellos la curiosidad de lo que quieren, de lo que esperan y lo que desean alcanzar, invitando a los niños y niñas a tocar, coger, apreciar, oler, limpiar, recoger, guardar, preparándolos para tomar la iniciativa en las acciones a realizar.
Es así como el pequeño aprende a ser independiente, a buscar actividades que lo satisfagan, y a su vez aprende a satisfacer la necesidades de los demás; consiguiendo con esto la recompensa de servirse, no solamente a él sino a los demás, sintiéndose importante y útil, para la sociedad.
Montessori habla de un aislamiento, pues no todo en los niños y niñas es servirse a sí mismos y a los otros, en este aislamiento los niños y niñas consiguen la concentración interior, la separación de las cosas exteriores, llegando a una paz interior con ellos mismos, generando reposo, tranquilidad, permitiéndole apropiar sus futuras actividades con mayor deseos de realizarlas, se vuelven más amorosos, más serviciales, más activos.
Todo proceso educativo es indispensable la memorización, la repetición para aprender a escribir, leer, dibujar, calcular, entre otras, y aunque tengamos la concepción de que un niño o niña de los 3 o 4 años de edad no puede concentrarse fácilmente es porque no prestamos el material adecuado para estimular su concentración, es aquí donde el material didáctico juega un papel importante en el desarrollo del menor, el apilar, agrupar, seleccionar, ensartar, hace que el niño se concentre y pierda la noción de lo que pasa a su alrededor. Es en este momento donde la misión de la maestra es fundamental, desde su actitud hasta las prácticas pedagógicas realizadas en el aula, en donde debe ser serena, debe acudir cuando es solicitada, estar llena de paciencia y amor para escuchar confidencias, quejas y reclamos, para ayudar al niño preparándole un ambiente adecuado, proporcionando el material de concentración, para que empiece a practicar a fortalecer su concentración.
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